Después de 32 días transcurridos desde ocurrido el derrame de petróleo sobre la bahía de San Vicente (Talcahuano), vemos una preocupante desinformación, de parte de la ciudadanía y autoridades, acerca de las consecuencias que pudiera tener este trágico hecho sobre la salud humana. Con especial atención nos referimos a los trabajadores que estuvieron directa o indirectamente involucrados en las faenas de recuperación del crudo y los residentes de las zonas aledañas al área afectada. Alarmante es la situación nacional si consideramos que poseemos referentes de primer orden basados en la información generada a partir de desastres similares ocurridos anteriormente en distintas partes del mundo (“The prestige”, España; “Braer”, Escocia; “Erika”, Bretaña Francesa, “islas Oki” Mar del Japón; “Exxon Valdez”, Alaska; etc). Según estos estudios, en el corto plazo los afectados pueden sufrir: conjuntivitis, dolor de cabeza, tos, dificultad para respirar, vómitos, comezón sobre la piel, dolor abdominal, desordenes sicológicos, etc (Morita et al., 1999; Crum, 1993; Suarez et al., 2005). No obstante, es necesario considerar que muy distintos y de mayor gravedad podrían ser los efectos de exposición al crudo en un periodo de tiempo mas prolongado. Si bien, existe bastante información acerca de los efectos tóxicos que producen los hidrocarburos pesados y sus derivados en animales (Capuzzo et al., 1984; Suleiman, 1987, Nayar et al, 2003, etc), es poca la literatura científica que ha evaluado su efecto sobre humanos. Algunos estudios realizados sobre trabajadores expuestos al vertido de crudo en España (“Prestige”) muestran que estos sufrieron daños citogenéticos, desordenes endocrinos, además de presentar elevadas concentraciones de compuestos orgánicos volátiles (COV) y metales pesados en su sangre (Pérez-Cadahía et al., 2007).
Algunos integrantes de nuestro grupo, visitaron el área afectada y comprobaron en terreno la aparición de algunos de estos síntomas en las personas que se encontraban trabajando sobre el derrame y/u observando las faenas. Sin embargo, los efectos más dañinos podrían aparecer en el largo plazo y para su detección se requiere de un seguimiento realizado por profesionales en el aérea médica. Por lo tanto, hacemos un llamado a los especialistas en salud pública de nuestro país para que usen estos antecedentes y tomen cartas en el asunto.
Basados en nuestros conocimientos de fisiología animal y el uso de literatura científica, hemos generado algunas propuestas para usar como pauta o complemento a los estudios a realizar sobre la población afectada. No obstante, es fundamental contar con la información acerca del tipo de crudo vertido en la bahía (información aún no disponible públicamente) y diseñar un plan de muestreo riguroso que sea acorde con los objetivos del estudio. Bajo nuestro punto de vista:
- Es necesario realizar un catastro detallado de las personas expuestas al derrame. (aquellos que trabajaron en el proceso de recuperación del crudo y habitantes de zonas aledañas).
- Generar un registro vía entrevista personal con los afectados acerca de su grado y tiempo de exposición (horas, días semanas).
- Recoger información acerca de su estado de salud anterior y posterior al derrame (fichas médicas, entrevistas con los afectados, etc.)
- Realizar en las personas expuestas un análisis de las concentraciones de metales pesados (con especial énfasis sobre zinc, cadmio, aluminio, níkel y plomo) y compuestos orgánicos volátiles en la sangre (TVOC, BTEX y benceno).
- Evaluar y comparar los niveles de las hormonas plasmáticas prolactina y cortisol como indicadores de alteraciones endocrinas (Sobrinho, 2003; Dahlgren et al., 2005).
- Realizar análisis genotípicos de polimorfismos sobre los locus GSTT1 y GSTM1de la enzima glutatión S-transferasa como es sugerido por Pérez-Cadahía y colaboradores (2007) para evaluar la capacidades detoxificantes interna de las personas expuestas al derrame.
Basta de ser un país mediocre en políticas ambientales. Es necesario que de una vez por todas aprendamos de los errores y generemos mecanismos fiscalizadores que permitan evitar que accidentes como los ocurridos en San Vicente, río Mataquito, río Cruces, etc vuelvan a suceder. En Chile existe la necesidad de poner en marcha leyes ambientales acordes con la situación local y global que marquen precedentes y que nos permitan salvaguardar nuestro patrimonio para el futuro.
Referencias:
-Capuzzo J, Lancaster B , Sasaki G, (1984). The Effects of Petroleum Hydrocarbons on Lipid Metabolism and Energetics of Larval Development and Metamorphosis in the American Lobster (Homarus americanus Milne Edwards) Marine Environ Res, 14: 2001.
- Crum JE. Peak expiratory flow rate in school children living close to Braer oil spill (1993). Br Med J, 307:23.
-Dahlgren A, Kecklund G, Akerstedt T. (2005). Different levels of work-related stress and effects on sleep, fatigue, and cortisol. Scand J Work Environ Health, 31: 277.
-Perez-Cadahía B, Lafuente A, Cabaleiro T, Pásaro E, Méndez J, & Laffon B. (2007). Inicial Study of the effects of Prestige oil on human health. Environ Internat, 33: 176.
-Sobrihno LG. (2003). Prolactin, psycological stress and environment in humans: adaptation and maladaptations. Pituitary, 6: 35.
-Suarez B, Lope V, Perez-Gómez B, Aragonés N. Rodríguez-Artalejo F. Marqués F, et al. (2005). Acute health problems among subjects involved in the cleanup operation following the Prestige oil spill in Asturias and Cantabria (
-Suleiman A. (1987). Petroleum hydrocarbon toxicity in vitro: effect of n-alkanes, benzene and toluene on pulmonary alveolar macrophages and lysosomal enzymes of the lung. Archives of Toxicology, 59, 6: 402.
-Morita A, Lusaka Y, Deguchi Y, Moriuchi A, Nakanaga Y, Iki M, et al. (1999) Acute health problems among the people engaged in the cleanup of the Nakhodka oil spill. Environ Res, 81: 185
Nayar S, Goh B, and Chou L. (2003). The impact of petroleum hydrocarbons (diesel) on periphyton in an impacted tropical estuary based on in situ microcosms. J Experiment Mar Biol and Ecol. 302, 2: 213.
-Morita A, Lusaka Y, Deguchi Y, Moriuchi A, Nakanaga Y, Iki M, et al. (1999) Acute health problems among the people engaged in the cleanup of the Nakhodka oil spill. Environ Res, 81: 185
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